lunes, 22 de marzo de 2010

El Reino del Diablo

La batalla se inició cuando el tiempo todavía no se medía y sólo era la eternidad. Luzbel, también llamado Lucifer, el más hermoso e inteligente de los ángeles, se rebeló contra su Creador.


Todas las religiones de origen siríaco coinciden en ello: las fuerzas celestiales, comandadas por el arcángel Miguel, vencieron a las legiones de Luzbel y las precipitaron en el infierno, desde donde pueden salir para tentar al ser humano. Y el jefe de los sediciosos comenzó a ser llamado Satán o Satanás (“El Enemigo”), o el Diablo (“El que siembra discordia”). Fueron vencidos pero no derrotados: el combate final se librará, en una fecha no precisada, al fin de los tiempos, cuando estalle el Apocalipsis.

Pero la ausencia de una diabología es sugestiva. Es como si el Enemigo bloqueara todas las tentativas de ocuparse de él o confundiera a los hombres, aún a los más inteligentes, para hacerlos dudar de su existencia.

La Biblia, inspirada por el Espíritu Santo, como sabe todo creyente, no admite dudas. Menciona al Diablo en el Génesis como La Serpiente. En Isaías, como Lucifer. En Reyes, como el Espíritu Embustero. Para Mateo evangelista es El Enemigo, Belcebú, Mammon, El Tentador. En el Apocalipsis, es la Serpiente Antigua, El Gran Dragón Rojo, El Acusador, El Ángel del Abismo y La Bestia. Sus nombres son innumerables, pero el personaje es siempre el mismo: El Diablo.

Si se ha de aceptar el relato genésico, el Diablo es uno de los seres más hermosos de cuantos han sido creados. Eso le permite confundir aún más a los seres humanos, ya que la belleza es uno de los valores superiores. Pero entonces, ¿de dónde nace esa versión suburbana de un ser negro, con alas correosas, piel llena de pústulas, aliento azufrado, tridente amenazador y ojos enrojecidos? ¿Será una simple proyección de los miedos sufridos en la larga y terrorífica noche del hombre primitivo?

¿Cómo es el infierno?

La versión tradicional atribuye al Infierno las siguientes características: oscuridad, hedor, torturas, guardianes satánicos. No difiere, como se advertirá, de la descripción de cualquier cárcel antigua o moderna.

Para Jorge Luis Borges es “el establecimiento penal de la eternidad” y en ese tiempo sin límites, en esa punición sin confín, residiría la tortura. Alejandro de Macedonia ordenó el primer ataque nocturno en la historia de las tácticas militares, y se encontró con que sus tropas se negaban a avanzar. “¿Qué les pasa?” interrogó colérico a sus generales. “Señor, es que de noche, en la oscuridad, solo andan los demonios”, le respondieron. Alejandro no dudó ni un instante y repuso: “Eso es cierto. Somos nosotros”. por lo menos, era lo que él esperaba que creyeran sus enemigos.

Luzbel, ahora y aquí

“El logro del demonio en este siglo XX es haber convencido a la gente de que no existe”. Desde el balcón del Vaticano, Paulo VI definía la relación del Demonio con la humanidad en los tiempos modernos. En los últimos 20 años han proliferado notablemente los cultos que adoran al Maligno, con misas negras y sectas demoníacas. El mal promete el premio aquí, en la tierra y no en el más allá. El precio es el alma o la consciencia. El mal, como el bien, subyacen en cada individuo, esto es parte de la psicología de los arquetipos, definida por Carl Jung.

Demonios y ángeles

Según la cábala, ciencia esotérica que emana de la geometría, hay ocho jerarquías de ángeles. El diablo espejó esas categorías para poder pelear mejor. Son:

ÁNGELES DEMONIOS
Arcángeles Beni-Elohim
Príncipes Elohims
Virtudes Melachims
Potestades Seraphims
Dominaciones Hasmalims
Tronos Gremlims
Querubines Aralims
Serafines Ophanims


















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